Perdida


Sentado en el infinito de esta habitación, lúgubres y oscuros mis pensamientos van tomando formas de terribles demonios; y con cada imagen de ti, veo pasar trozos de mí, perderse en este universo de odio.

Se que tuve la culpa, por llenarle su mundo azul con nuevas estrellas y teñirle con sueños de ti. Sentado en medio de mi sufrimiento, tendré que sobrevivir; pero ¿como podría imaginar? Que con cada frase acompañada de ti, el acompañaba su soledad, como podría adivinar lo que dentro de el empezaba a crecer, cuando compartimos partes de ti.

“pero dime como saber que día con día se clavaba mas tu imagen en su alma” y que se avivaba con fuerza el fantasma del amor, que sin pedirlo te encontró a través de mi, que se habían encontrado a través de mi vida.


Cuando los presente esa tarde, lo supe, desde ese primer momento, cuando se vieron fijamente; sabia que te había perdido.

Como cual ser familiar le saludaste, fue cuando comprendí mi gran error, el que me llevaría a estar aquí tratando de entender que hice mal, “él era mi amigo”.

Aquí estoy preguntándome ¿cómo me habías dejado en medio del camino?, ¿cómo habías erradicado el amor que me tenias?, ¿cómo tu alegría había sido reemplazada por el vacío de tus ojos?
“Eres mi todo y hoy ya no me queda nada”, “eres mi mundo y hoy no sé que rumbo tomar”.

Sentado en este efímero rincón de mi mente, “aquí”, he decidido morir a ti, porque sin ti vivir no tiene más sentido.