Dedos de pincel
Tierna y hermosa flor, mojada por él roció del despertar del mundo, veo como lentamente vas abriendo tus pétalos de vida al sol de cada mañana.
Hermosos colores, tiñen el derredor de tu campo y me asombro al observar, como la vida va naciendo a través de cada pincelada que impregnas en el óleo, con hermosas montañas que con alegría reciben el nacimiento de cada ser que escapa y juega en tu imaginación, al mezclar con exactitud davinciana arcó Iris.
Cielos azules con hermosas nubes de blanco carmín se posan a tu paso, en el mundo donde juegas a ser diosa creadora de tus propios universos.
En ti no se cumple mandato alguno, tus hijos nacen de ríos de inspiración infinita para la eternidad, para así prolongar tu vida, regalándote inmortalidad.
Aunque no fueron concebidos con dolor, si los pariste con sufrimiento de madre, les formaste del martirio de muchas vidas y les regalaste rostros, nombres, ser y les dejaste que fueran uno contigo.
Oh hermosa flor si más no me deja olvidar el tiempo me parece que fue ayer apenas cuando con gozo descubrí tu rostro en paisajes que han nacido de tus manos, para el corazón.
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