Preludio

Sentado en el umbral de mí existir, retomando vidas de antaño, recordando como con ganas de revivir; aquel pasado que a la vista del tiempo se me hace más distante, pero que con alegría si pudiera, como con magia; volver.

Pediría a Dios que me concediera en este día, solo en un instante, vislumbrar lo que asta hoy mis ojos no han encontrado, aunque han buscado con ansias lo que se me ha sido negado.

Tal vez porque seria a toda vida absurdo pero no improbable, viajar por ondas a través de círculos en el espacio tiempo y traer con nostalgia a mí, ese sitio, ese olor, ese despertar en casa, en tu casa, en mi hogar.

Poder volver a sentir el sonido del arroyo caer, deslizándose con alegría a través de toda selva, toda montaña, como embriagado de amor al saber que su mayor pasión “el mar”, esta cada ves más y más cerca.

Pero no sé por qué continuo todavía aquí sentado en este umbral oscuro, inmóvil, efímero e irreal; retomando tan solo vidas de antaño, como queriendo no morir al tiempo.