Síihil(nacimiento)


Le mire fijamente y me pregunte ¿cómo era posible?,
¿Cómo podría llevarme en un subliminal sueño?
Y así sentirme una verdadera diosa (para lo que las estrellas me habían designado) cuando se deslizaba por mi interior pude por primera ves sentir la kuxta.
Lo tome suavemente en mi ser y se volvió duro y suave a la ves como con antagónica vestidura.
Era una wáay (abuela del mundo de abajo y lo oculto) guardiana de la entrada, asía donde nos encaminábamos y sin resistencia, moro en mí.
Una vez más éramos hun, podía sentir el dolor de su caricia que aunque fuerte,
era más bien como una suave brisa,
tan exquisito como el fruto del árbol del existir.
Pero aunque tormentoso mi dolor no me dañaba,
solo producía tranquilidad en mi ser, que era capaz de hacerme olvidar para que óok’ot esa noche.
Y vomito todo su cosmos y nació en mí todos sus planetas y a golpes labramos criaturas de donde surgió la tierra.
De su aliento fecundo parí aal e waal (hijos del padre dios y la madre tierra) sus ojos pendientes de todo, se abrieron con hambre de conocimiento, poblaron cada espacio de mi ser, y les vimos crecer; corre y reproducirse
y así como pasa el k’iin, k’iinilcon(tiempo) para todo, así, ellos nos olvidaron.
El soplo (la vida) que les habíamos regalado era ahora su máxima preocupación. Tuvieron miedo y le llamaron dios a la noche,
tuvieron frío y convirtieron al viento en dios también.
Viéndome imposibilitada llore toda una eternidad y mi llanto se hizo un mar que borro todo vestigio de su presencia
y volví a llorar por milenios,
asta hoy que él me ha llamado nuevamente para dancemos juntos,
bajo el círculo que ilumina la noche.